Últimamente, el amigo Dandochepazos
se nos
ha subido a la parra. Anda
muy ufano, exhibiendo a la mínima ocasión sus supuestos
conocimientos sobre materiales, geometrías y componentes. Bicicleta
que se encuentra a su paso, chapa
que te mete. Escaparate que ve o catálogo que cae en sus manos,
tabarra que te casca.
¡Qué
más da que nadie le haya preguntado al respecto! Allí está él
para compartir su erudición con el incauto que ose adentrarse en el
radio de acción de sus tediosas conferencias. Me duele decir estas
cosas, la verdad; porque le tengo aprecio. ¿Pero es que no se da
cuenta de que a nadie interesan sus opiniones sobre las ventajas de
los cuadros asimétricos o los beneficios de la implantación del
estándar 'BB30' en los ejes pedalier?
¿Ni papa de inglés? Con un diccionario de este calibre las 200 páginas de 'Cycling Plus' se te pasarán volando. |
La
puntilla llegó el otro día, cuando va y me sale con no se qué
dilema entre el titanio y el carbono. La rigidez, la resistencia a la
fractura, la fatiga de materiales, la absorción de las
vibraciones... Estas y otras cuestiones parecidas parecían tenerlo
muy preocupado.
-¿No
crees que es una disyuntiva difícil? ¿Acaso no son ambos materiales
idóneos para el cicloturista?-, me pregunta, abrumado por la
incertidumbre. ¡Pero qué disyuntiva ni qué coño! Si es un
mileurista pelao
y con hipoteca.
-
Mira, chaval; yo tiraría un par de años más con la BH, que la cosa
está muy malamente...-,
le aconsejo, tratando de que entre en razón.
-
Sí, la verdad es que anda jodido el tema. Pero estoy manejando un
presupuesto de unos 2.500 euros para pillarme una
'Enigma Eclipse' de titanio o una buena bici de carbono. No sé qué
hacer.
Todo
aquello era muy extraño. ¿Cómo se había convertido el otrora
desinformado globero en
todo un experto en aleaciones, transferencias de potencia y
desarrollos? ¿Cómo había pasado el austero Dandochepazos, asiduo
de las liquidaciones y promociones del 'Lidl', a proyectar tamaños
dispendios?
Escamado
por aquel misterio, no dudé en entrevistarme con la mujer de mi
amigo, con el propósito de identificar el origen de su metamorfosis.
Mis pesquisas no resultaron baldías. Parece ser que, en los últimos
tiempos, Dandochepazos se había aficionado a una revista británica
de cicloturismo.
Con
sus rudimentarios conocimientos de inglés, pertrechado con un
diccionario 'Oxford' de hojas desgajadas y exprimiendo al límite su
sesera, se sumergía a diario en las páginas de aquella publicación,
por la que le clavaban
seis euros y medio el ejemplar.
Absténganse mileuristas con hipoteca. (Foto www.enigmabikes.com) |
Estaba
claro que aquel exótico magacine, con sus análisis técnicos,
comparativas y terminología especializada, estaba cortocircuitando
la mente de mi amigo, con un exceso de información que su cerebro,
poco dotado para tan complicadas materias y que no estaba habituado a
aquella lengua, no podía procesar.
¿Podrían
ser sus largas peroratas una vía de escape para aquella sobredosis
de datos? ¿Sería aquél un un intento inconsciente de mi amigo por
evitar el colapso mental? ¿Acaso eran sus ansias consumistas el
síntoma de un intelecto en riesgo de extravío?
En
todo caso, era evidente que aquellas lecturas ciclistas, cual novelas
de caballerías al ilustre y demente hidalgo manchego, estaban
causando algún que otro desequilibrio a mi amarada. Así pues,
aprovechando su ausencia y con el beneplácito de su esposa, procedí
al decomiso del peligroso material periodístico.
Me
he cuidado muy mucho de poner las revistas fuera del alcance de
Dandochepazos, sobre quien tan nefasta influencia ejercen. En aras a
la integridad de mi amigo, he decidido asumir un riesgo importante,
al ponerlas a buen recaudo en mi estantería -donde tan bien
lucen, por cierto-.
Pero
este resentido personaje, lejos de mostrar gratitud hacia quien por
su salud se preocupa, se dedica ahora a amenazarme y difamarme a
troche y moche, acusándome
de mangante
por redes sociales y foros de
ciclismo. Que Dios lo perdone.
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