miércoles, 3 de abril de 2013

Cutre-stage primaveral. Averías, barro y malas hierbas

   "Joder con la mierda de las ramitas, al final van a acabar haciéndome un estropicio en la BH". Un preocupado Dandochepazos conduce su Megane del 97 por un camino embarrado y rodeado de vegetación, tratando de eludir las ramas que surgen a su paso y que se enganchan a cada rato en la bicicleta que lleva colgada sobre el maletero. El coche avanza despacio, a trompicones, acelerando, derrapando y volviendo a acelerar. A cada nuevo resbalón, se hace más evidente que el conductor no es precisamente un as de la carretera, y que eso de racanear con los neumáticos no ha sido la mejor de las ideas. “No, si al final me estamparé contra algún árbol ­–piensa ante la falta de adherencia que presentan sus cubiertas Midas­–; a ver si me tiene que sacar de aquí algún aldeano con su Land-Rover”.
Pese a estar para el arrastre, un Land-Rover siempre será
más fiable que un Megane con neumáticos de marca blanca.

  El vehículo franquea una verja oxidada y unos metros después se detiene frente a un chalé de fachada desconchada y aspecto decrépito. Alrededor del edificio, lo que en tiempos fue un bonito prado ha degenerado en una apoteosis de maleza, en la que lagartos, topos y Dios sabe qué otras alimañas campan a su libre albedrío. "Esto esta que da pena verlo ­­–reflexiona mientras descuelga la BH del portabicicletas­­–, no me extraña que aquí no quiera venir ni el tato."

   Lo cierto es que el lluvioso clima del noroeste vizcaíno y el lamentable estado del chalé no hacen de aquel un destino demasiado apetecible para pasar la Semana Santa. Sin embargo, con pocos kilómetros en las piernas y aún menos dinero en el bolsillo, Dandochepazos no ha encontrado mejor opción que la casa del pueblo de sus padres para hacer una escapada cicloturista sin perder un riñón en el intento. Por supuesto que le habría gustado afinar su entrenamiento y disfrutar del buen tiempo en uno de esos stages organizados que se celebran en esta época por la costa mediterránea, pero su salario de reporterillo da para lo que da; y después de todo, aquel rincón perdido de las Encartaciones está sobrado de cuestas imposibles en las que echar los higadillos, que es de lo que se trata.

"A OTRO CON ESE MARRÓN"

   En el interior de la vivienda hace frío y huele a humedad, así que baja al garaje para encender la calefacción. Como el gasóleo de la caldera corre a cuenta de sus padres, decide que puede ser un buen momento para darse un homenaje y sube el termostato al máximo. “No es cuestión de andar escatimando en combustible, no vaya a ser que al final se acabe evaporando del depósito”, se justifica el muy ruin, que en su casa de Vitoria anda embutido en un forro polar mientras los radiadores permanecen muertos de risa. “Si no es por el dinero 
­– suele decir el mentiroso de él­­–; es que todos tenemos que poner de nuestra parte para reducir el consumo energético y las emisiones contaminantes”. Tan loable compromiso, como se ve, no tarda en esfumarse en cuanto la factura del gasoil repercute sobre los cuartos del prójimo.

   Mientras se caldea la casa, se dedica a inspeccionar la propiedad familiar. La vetusta residencia y la descuidada parcela que la rodea están pidiendo a gritos que alguien les dé un buen repaso, eso está claro; pero no será él quien eche mano de la caja de herramientas ni quien empuñe la desbrozadora. Bastante hace ya con dar un poco uso a aquel caserón semiabandonado, como para encima amargarse las vacaciones haciendo chapuzas y arrancando malas hierbas. “Si mi padre se piensa que voy a pasarme la Semana Santa pringando, va listo; que se busque a otro para ese marrón.”
Los ácaros, asquerosos microorganismos cuyos efectos
resultan nocivos para los asmáticos. (imagen:wikipedia.org)

   De nuevo dentro del chalé, empieza a hacer los preparativos para la ruta del día siguiente, en la que será la primera etapa de su particular stage. Sin embargo, a medida que cae la tarde, una sensación tan molesta como familiar va apoderándose de él, haciendo que su atención se desvíe de los mapas hacia el pequeño botiquín que siempre lo acompaña en sus desplazamientos. Primero es un leve picor de garganta, apenas perceptible, que luego va haciéndose más y más fastidioso, hasta acabar en una manifiesta dificultad para respirar. “Mierda, ya me estoy ahogando. ¿Dónde habré puesto el Ventolin?”, se lamenta en pleno ataque fatiga. La cosa era de esperar, pues con las moquetas y sofás de aquella casa infestados de dañinos microorganismos, lo más normal es que su asma crónica acabara manifestándose más pronto o más tarde.

   Tras aplacar los pitidos y carraspeos a base de varias inhalaciones de salbutamol, se acuesta temprano y se duerme con la radio sintonizada en El Partido de las Doce, que un día más prosigue con su insustancial pero amena cháchara pseudofutbolística.

DURA PUGNA CONTRA LA PEREZA

   A la mañana siguiente se levanta ilusionado con la jornada que le espera: una sesión intensiva de subidas por carreteras de montaña y pistas de hormigón, entre caseríos, ovejas y repetidores de telecomunicaciones. Pero la alegría se va tan pronto como levanta la persiana y comprueba que, como de costumbre en aquella comarca, la niebla y la llovizna enturbian el paisaje con un triste velo gris, que quita las ganas de coger la bicicleta hasta al más animoso de los globeros. La tentación de volver a la cama y quedarse leyendo alguno de los tebeos juveniles que sobreviven en el camarote se vuelve por momentos irresistible. No obstante, tras una dura pugna con la pereza que lo invade, logra sobreponerse y empieza a prepararse para chupar agua y frío a lomos de su montura de aluminio. Ya habrá tiempo después para Las Aventuras de Tintín y las escaramuzas de El Jabato.
El Jabato no deja títere con cabeza. Bárbaros, salvajes o romanos,
todos sucumben ante su empuje. (imagen:todocolección.es)

   La etapa inaugural de su concentración cicloturista transcurre con normalidad hasta que, bajando un camino de cabras reconvertido en pista de hormigón, un extraño chasquido y un tintineo metálico lo ponen en guardia. “¡Hala, la primera en la frente!”, exclama para sí, al comprobar que el alambrillo que acciona el pivote del freno trasero se ha desprendido, haciendo que una de las zapatas se quede fija sobre la llanta. Apañando de mala manera el mecanismo, logra que los brazos vuelvan a su posición, aunque es consciente de que el precario arreglo puede darle un disgusto en cualquier momento. 

   En un principio, piensa en adaptar el itinerario a las circunstancias, más que nada para no romperse la crisma en el descenso de las brutales rampas que aún debe afrontar. La prudencia, no obstante, no es cosa que vaya con él, de forma que al final se mantiene en sus trece y termina la jornada con las subidas a Jornillo y Gordón, con desniveles máximos del veinte por ciento. Afortunadamente para él, el improvisado apaño que ha hecho con el muelle del freno aguanta en la bajada de ambas ascensiones, y consigue regresar con bien al campamento base en el que ha convertido la casa de campo de sus padres.


   Los días siguientes discurren por similares derroteros, con Dandochepazos debatiéndose cada mañana entre la flojera y sus buenos propósitos. A pesar de que el mal tiempo apenas da alguna tregua, se sorprende a sí mismo empalmando cuatro días consecutivos de salidas en bicicleta, algo nunca visto desde sus tiempos de mountain-biker. En sus excursiones por el agro vizcaíno, se reencuentra con las rampas de Avellaneda, en las que muchos años atrás, sobre su Orbea Altube infantil, se las vio con su primera pájara. También tiene oportunidad de dar rienda suelta a su enfermiza afición por los ambientes decadentes, deleitándose en la contemplación de los coches destartalados y la maquinaria agrícola oxidada que prolifera en los barrios de montaña de Zalla y Sopuerta.

Dandochepazos no se anda con miramientos a la hora de
limpiar la  bici; manguerazo y a otra cosa. (imagen:leroymerlin.es)

   Contra todo pronóstico, el pivote del freno sigue manteniéndose en su sitio pese al castigo al que el muy cabestro somete a su BH: vías parcelarias, caminos de tierra o pistas de hormigón rayado que no llevan a ninguna parte; le da lo mismo. El barro se acumula sobre la bici en cada salida, pero él no es de los que se anda con remilgos a la hora recurrir al manguerazo. “Digan lo que digan, no hay mejor manera de limpiar la transmisión que un buen chorro de agua a presión”, suele afirmar con su habitual falta de sentido común.


   En la víspera de su regreso a Vitoria, la mala conciencia lo lleva a ponerse al mando de la cortacésped para adecentar un poco el prado que se extiende frente a la residencia. Vago como el solo, lo único que pretende es cumplir el expediente haciendo unas cuantas pasadas. Un pequeño contratiempo, provocado por su negligente manejo de la máquina, le da la excusa perfecta para quitarse de en medio cuando apenas lleva 15 minutos de trabajo.


   
­–Aita, se ha jodido la cortacésped se apresura a informar a su padre por teléfono.

   
­–¡Pero qué has hecho, insensato! 

   
­–Yo, nada; pero se ha soltado un plastiquillo negro que hay en el lateral, y la hierba sale disparada por el hueco.

   Aliviado, su padre le indica que no se preocupe, que basta con apretar un poco para volver a colocar la cubierta en el chasis del cortacésped. Lo que no sabe es que su hijo, que no está dispuesto a seguir acarreando el pesado armatoste campa arriba y campa abajo, no tiene intención de mover un dedo para reparar la máquina.

El flamante cortacésped del padre de Dandochepazos
a punto estuvo de irse al garete. (imagen:Leroymerlin.es)

   
­–Mira, para mí que va a ser mejor que tú le eches un ojo, porque con estas cosas toda prudencia es poca ­–se escaquea el muy hipócrita, que ahora se las da de cauteloso después de haberse pasado los últimos cuatro días subiendo y bajando puertos con un freno medio roto.

   Dandochepazos apura las últimas horas de sus vacaciones trasegando Mahous y comiendo encurtidos, mientras relee los cómics que ha rescatado de la buhardilla y combate los esporádicos síntomas de asma a golpe de Ventolin. Al día siguiente se despierta temprano, desayuna un huevo frito con chorizo y empieza a preparar sus bártulos. Afuera vuelve a llover.


   Tras colgar su montura en el portabicicletas, entra en el Megane y gira la llave de contacto. Las ruedas derrapan sobre la superficie embarrada y despiden trozos de tierra en todas direcciones; pero el vehículo, falto de tracción, sigue sin moverse. Finalmente, después de varias tentativas y muchos juramentos, logra salir de aquel cenagal y enfila el coche en dirección a la carretera. “Joder, algún día alguien tendrá que arreglar este camino, que tampoco cuesta tanto echar un poco de hormigón y desbrozar las cunetas”, piensa en su avance por la vereda. 


   Por momentos, las ramas de avellano que surgen desde ambos lados de la pista amenazan con echar abajo el tenderete que forman el portabicicletas y la BH, aunque al final el desastre no llega a consumarse. Una hora después, Dandochepazos llega a Vitoria con el coche lleno de mugre pero con la satisfacción de haberlo dado todo en su cutre-stage primaveral.




6 comentarios:

CICLISMO NINJA II dijo...

Amigo PERET prefiero estos mini stages en precario pero auténticos q todos esos reportajes de gente pija q se gasta la pasta por 4 días a precio de oro para q te traten como un profesional... esos si serían unos buenos "globeros" Conozco algunos q trabajan en eso y si bien se ganan bien la vida y transitan por los mas míticos puertos del Giro y del Tour contentate con la casa familiar q una semana con bici de préstamo totalmente ajustada, viajes, buenos hoteles y todo lo necesario sale por 3000€!!!! La de putas q puedes alternar con esa pasta... jajajjaa. (Perdona la salida de tono pero no me creo q un tipo solo cuatro días en el campo se contente con tebeos, ¿dónde están las revistas guarras estucadas de antaño? (Jjjajajjaa...)

A.M.Y.P. dijo...

Buenas, Manolo. Es verdad lo de esos 'stages' organizados. Alguna vez les he echado un ojo a las webs de las empresas que los organizan, pero cuando vi el precio, como que se me quitaron las ganas. Ya ni te digo el tacaño de Dandochepazos, que casi le da un pasmo al conocer la tarifa de la Pirenaica.

No hace falta que te disculpes por la alusión al puterío; no me extrañaría nada que el elemento este hiciera alguna escala entre puerto y puerto para hacer una visitilla a algún lupanar de carretera. Las revistas esas tan estimulantes de las que hablas, fijo que las tiene a buen recaudo y que hace buen uso de ellas en los momentos de necesidad; como si lo viera.
Un saludo y gracias por el comentario. (Por cierto, vi la peli y el documental que me enviaste. Estaban muy bien, sobre todo la forma en que se retrataba a los 'friquis' del Parpaillon. Gracias de nuevo).

CICLISMO NINJA II dijo...

Gracias por comentar en mi blog, si no nos lo hacemos entre nosotros... (jajjajaa) Dos cosas del puterio y/o revistillas porno. Mi otro lado "dandochepazos" pues cada día me siento mas identificado con el tuyo leyó en no se qué pseudo cientifica revista de running q doparse con testosterona funcionaba, y si no q se lo digan a Landis cuando hizo su famoso LANDIS en el Tour aquel... me informé por médicos especializados q estimularse sexualmente, vamos empalmarse, sin llegar a eyacular, pues eso te relajaría demasiado, antes de una carrera, ayudaba muscularmente durante unos 40 minutos mas o menos por lo q mi lado "chepazos" se planteó llevar una revistilla porno en la salida de alguna media maratón para ver si mejoraba un poco mi marca pues estoy un poco estancado en la hora43!!!!
Como me hice eco en un pseudo articulo del mes de ocubre pasado: http://ciclismoninja.blogspot.com.es/2012/10/testosterona-y-rendimiento-deportivo.html
Y del tema lupanar, recuerdamelo mas adelante q te contaré como en asturias en una semana santa un amigo y yo visitamos uno por Arriondas, vestidos de ciclista sen un stage de semanasa santa... (CONTUNARÁ..)

A.M.Y.P. dijo...

Saludos de nuevo, camarada Manolo. 'Cuidadín' con esas técnicas de calentamiento previo, no vaya a ser que en mitad de la carrera acabes con un sospechoso bulto en la entrepierna, montando una tienda de campaña con el 'cullote'. Yo alguna vez que otra ya he visto a Dandochepazos un poco 'salidillo' en plena ruta, diciendo barbaridades a toda aquella moza con la que se cruzara en su camino. Puede ser que hubiera recurrido a este peculiar sistema de dopaje endógeno --por cierto, 'flipado' me he quedado con tu artículo sobre el tema--.
Ardo en deseos de conocer más detalles de esa disparatada incursión en el prostíbulo asturiano. Un saludo.

pedro mrtgrc. dijo...


¡Ya estamos! echándole las culpa a dandochepazo de que el coche le derrapa, que si es un tacaño, ¡él no tiene la culpa la tiene el barrillo que hay en el camino! Y para dos días que está de vacaciones ¿se tiene que poner a arreglar la casa? y ¿Por qué? Y encima por poco le da un jamacuco, el problema no es de él;;; es de su padre por no dejarle la casa en condiciones para que el muchacho este lo más cómodo posible.
Di que si dandochepazos que las cosas están muy chungas y todo lo que sea ahorrar está bien aunque sea a costa del papa.
Dandochepazos un mar de soluciones con sus ideas de gurriminear, el otro día tuve una idea, como tengo mi maillot del águila ganado por beber cerveza un poco flojo pues se le ha ido la gomilla que lo ajusta a la cintura, he pensado ponerme un cordón como si fuera la cintura de un chanda y así me lo ajusto por donde quiero, se quedara un poco cutre pero ya no parecerá una faldilla colgandera.
Otra cosa... Leyendo los comentarios de cómo “rendir mejor” con cosas guarretas, he tenido otra idea para cuando hago sesiones de rodillo que resultan un poco sufridoras y aburridillas, es ponerme con la tablet a ver alguna películas de “Paquito el pocero…” ya sabes de ese que clava la barrena bien honda, tu ya me entiendes ¿no? haber si así se hace más amena o “más larga la sesión”.

A.M.Y.P. dijo...

Hola, Pedro. Oye, que yo no tengo la culpa de que Dandochepazos sea un nulo al volante y de que ande siempre haciendo el cafre con su Megane de segunda mano, como si fuera un Hummer o un booggie del Dakar. Y lo de arreglar la casa... Bueno, visto lo visto, mejor que no haga nada, porque para dar cuatro pasadas con el cortacésped y dejar la máquina para el arrastre... Su padre bastante desgracia tiene con tener a semejante mequetrefe por hijo.
Oye, lo del cordoncillo ese para 'apañar' tu maillot 'cerveceril' no es mala idea, cutre pero efectivo, que es de lo que se trata. Ya me dirás si aguanta la chapuza... Si no, siempre queda la posibilidad de que salga otra promoción y que, tras meternos entre pecho y espalda 30 latas de cerveza, nos regalen otra camiseta para salir a rodar mientras se nos pasa la 'caraja'.
Lo de las sesiones erótico-festivas durante el ejercicio de 'ciclo-indoor' podría ser una buena forma de combatir el aburrimiento atroz. Aunque bastante sofocado y sudoroso acaba uno dándole al rodillo, como para encima estar viendo a macizas por el 'tablet'. No sé, igual puede darte un colapso o fallo multiorgánico por la subida de temperatura corporal. Un saludo y gracias por el comentario.