jueves, 28 de febrero de 2013

Frío de cuchillo. Neopreno y transistor

   “Alerta naranja. Cota de nieve al nivel del mar. Heladas. Se aconseja a la ciudadanía no practicar actividades al aire libre ni usar el coche...” La voz del locutor resuena amenazante a través del transistor, haciendo que el parte meteorológico adquiera tintes de profecía bíblica. El inquietante pronóstico, sin embargo, no intimida a Dandochepazos, que sabedor de la tendencia al alarmismo de ciertos compañeros de profesión, no otorga demasiada credibilidad al periodista. “¡Venga ya! A otro con ésas”, piensa mientras observa la calle desde la ventana.

El transistor a pilas, fiel compañero en las
noches de imsomnio y las mañanas de resaca.
   Un fino manto blanco cubre las aceras, y el termómetro de la gasolinera de enfrente marca un grado bajo cero. “Cuanta tontería por cuatro copos de nada; cómo se nota que es fin de semana y que andan escasos de noticias”. Aburrido, apaga la radio y echa una nueva mirada a través del cristal de su habitación. “¡Qué leches! ­-se decide al fin­- Un poco de fresco no hace daño a nadie.”

   -Oye, en media hora salgo en bici hacia el Zaldiaran; voy a ver si se puede subir hasta la antena.-Son las once de la mañana, y la llamada me pilla sentado en el sofá, en plena lectura de Juego de Tronos. ­-¿Pero tú has visto la que está cayendo? ­-le advierto a través del inhalámbrico.

   -Que sí, que sí; no me calientes la cabeza, que ya he oído a los pesados de Radio Vitoria. ¿Así que no vienes, no? ­-Pues no ­-le respondo­- prefiero quedarme leyendo . ­-Ya me lo imaginaba; contigo no se puede contar para nada ­-me gruñe a través del altavoz antes de colgar.

   “Ahí se hielen él y su bicicleta”, me digo al tiempo que vuelvo a coger el libro de la mesilla. La historia es un no parar de intrigas, desmembramientos y copulaciones varias, así que no tardo demasiado en olvidarme de mi camarada y en sumergirme de nuevo en el universo de violencia y desenfreno de George R.R. Martin.

Los personajes de George R.R. Martin descuartizan que
da gusto a humanos y engendros. (imagen:4.bp.blogspot.com)
   A un par de manzanas de distancia, Dandochepazos se enfunda en el traje de faena. El proceso es de lo más laborioso, porque como la calidad de su equipación invernal deja mucho que desear, no le queda más remedio que ponerse capas y capas de ropa para tratar de aislarse del frío. No es de extrañar que la facha que presenta una vez ha terminado de vestirse sea como para preocupar.

   De cintura para arriba, sus dos camisetas, la chaqueta y el chaleco forman un voluminoso conjunto que presenta pliegues y dobleces por todas partes. Para colmo, como algunas prendas ya están un poco dadas de sí, se le forman bolsas de aire entre unas y otras capas de ropa, haciendo que su esmirriado torso adquiera las dimensiones de la barriga de Jan Ulrich tras una merendola de salchichas.

   Para empeorar las cosas, los leotardos que se ha puesto debajo del culote crean molestas arrugas en la zona de los tobillos, las rodillas y los muslos. Además, el viejo Castelli, con varios remiendos y antiestéticas pelotillas de tejido por toda la superficie, hace ya tiempo que dejó atrás sus días de gloria. De los pies y la cabeza mejor ni hablar, porque los cubrezapatillas del Decathlon son como los zapatones de un payaso y el pasamontañas Cannondale parece recién salido de la factoría textil de Al Qaeda.

   Vestido de esa guisa, sale de casa dispuesto a disfrutar de una agradable jornada de bicicleta. Las primeras rampas del Zaldiaran, una tachuela de tercera categoría situada a la afueras de Vitoria, hacen pronto su aparición. A pesar de las advertencias de la radio, la carretera está completamente limpia; aunque la nieve se acumula en las cunetas y sobre los árboles. Hace frío, pero el esfuerzo y la amalgama de prendas en las que se ha envuelto le ayudan a mantener el calor corporal sin demasiados problemas.

MISTERIOSO COMPLOT

   “Lo que yo decía; ni frío extremo ni nada. Esta gente es una irresponsable. ¿No ven que con sus exageraciones no hacen más que crear alarma social?” Fiel a su estilo, Dandochepazos empieza a desbarrar contra todo y contra todos mientras pedalea por la solitaria carretera de montaña. Periodistas, meteorólogos, Protección Civil... Para él, todos ellos forman parte de un siniestro complot para manipular la información meteorológica. ¿Con qué objetivo? Eso no lo sabe, pero seguro que no es para nada bueno. “ Menudo atajo de sinvergüenzas”, continúa despotricando en su avance hacia la cima.
¿Un terrorista? No, es Dandochepazos con su
pasamontañas Cannondale. (imagen:nuevadominion.com)

   Nada más coronar el puerto, mete el plato pequeño y se desvía a la derecha por un camino que lleva hasta unas antenas. Es una pista de cemento de apenas un kilómetro y medio, pero con un desnivel brutal que en algunos puntos ronda el 30 por ciento. Contra todo pronóstico, pues se trata de una carreterilla que llega a casi mil metros de altitud, el firme también se encuentra libre de nieve y hielo, de forma que logra subir y bajar sin desgraciarse en el intento.

   Pero tras empalmar de nuevo con la carretera principal, las cosas se complican en el descenso hacia Vitoria. El viento sopla helado del Norte y, como en los glaciales parajes de Juego de Tronos, “corta a cuchillo” en pleno rostro del cicloturista. Pese a los dos pares de guantes, las manos empiezan a perder la sensibilidad y, bajo el pasamontañas, su rapada cabeza le duele como consecuencia del aire helado.

"¡A LA MIERDA!"

   Al cruzarse con un furgoneta, el conductor levanta una mano del volante y empieza a mover su dedo índice en círculos a la altura de la sien, al tiempo que en su cara se dibuja un gesto de reprobación. Sin duda, se trata de un ciudadano de orden, alarmado ante la temeridad del imprudente deportista que parece tomarse a risa las recomendaciones de las autoridades. ­-¡Vete a la mierda! ­-le grita un Dandochepazos que, tieso de frío, está para pocas bromas.

   El cielo se oscurece y empieza a nevar con más fuerza. La temperatura sigue bajando. Protegidos bajo los toscos cubrezapatillas de neopreno, sus pies se mantienen calientes; pero el resto de su cuerpo presenta preocupantes síntomas de congelación. “A mí me va a dar algo”, piensa asustado. No lleva ni 30 kilómetros recorridos, pero para entonces ya ha renunciado a seguir su excursión y solo aspira a poder llegar a casa.

   Pálido y tembloroso, logra por fin alcanzar el portal. Con las manos agarrotadas y sus energías bajo mínimos, abrir la puerta y meter la bici en el ascensor no le resultan tarea fácil. Sin embargo, tras varias tentativas, consigue su propósito. Ya en su piso, empuja la BH hasta un rincón, dejando a su paso un reguero de agua sucia. La tiritona no remite y sigue sintiendo pinchazos en las manos y en la cabeza. Como puede, se desprende de sus heterogéneos ropajes y se apresura a meterse en la ducha para tratar de entrar en calor. “Joder, por poco me da un mal.”

La nieve y los desniveles del 30 por ciento no
son obstáculo para una BH de 750 euros.
   Sobre la repisa del lavabo, el transistor a pilas brama a toda potencia entre chasquidos e interferencias. Con las prisas, ha sintonizado mal el dial, y las frecuencias de dos emisoras se cruzan la una con la otra, en una insufrible alternancia de frases inconexas, zumbidos y fragmentos de una cancioncilla.

    De pronto, durante unos instantes, la voz del locutor se destaca entre el caos sonoro que forman el chorro de la ducha, los fallos en la señal y el distorsionado soniquete del receptor. “Se mantiene activada la alerta por nieve y bajas temperaturas. Se recomienda no salir a la carretera ni hacer actividades al aire libre por riesgo de hipotermia...” Con el susto aún en el cuerpo y el calor regresando poco a poco a sus extremidades, Dandochepazos no puede por menos que tragarse su soberbia y reconocer que se ha pasado de listo. “Pues va a ser que no estaban exagerando.”

miércoles, 20 de febrero de 2013

Horrores sanguinolentos y patadas voladoras. Un ciclismo de pesadilla


   Esas bolsas de plasma calentándose en burbujeantes cacerolas, esos fluidos ponzoñosos corriendo por las venas... Los truculentos detalles del juicio sobre la Operación Puerto nos transportan a un mundo de horrores sanguinolentos, a una dimensión maligna de científicos locos y horrendas abominaciones.

   Sesión tras sesión, los testimonios aportados en el proceso evocan escenas de pesadilla que parecen surgidas de un relato de Lovecraft o de alguna repulsiva película de serie B. Tetra-bricks con sangre, inyecciones de hemoglobina de perro, chutes de extracto de ternera joven... Pavorosas aberraciones que turban la razón y crispan los nervios.

Un buen complemento vitamínico nunca viene mal en las etapas
de media montaña. (imagen: themysticbubble.blogspot.com)  
   Dandochepazos, no obstante, parece indiferente ante la galería de los horrores protagonizada por Eufemiano y su esperpéntica cuadrilla. ­-No sé de que te sorprendes ­-me dice­-; todo esto era cosa sabida. No había que ser un lince para sospechar de los siniestros manejos de esos personajillos.

   -Sí, hombre, sí ­-le respondo­-; ahora me dirás que tú ya te lo olías. Pero cuando Heras y Rubiera organizaban esos zafarranchos en La Vuelta, bien que callabas y te quedabas pegado a la tele. ¡Joder, pero si hasta te compraste una gorra del Kelme!

   -Eso no tiene nada que ver; lo que pasa es que no quería quitaros la ilusión a los ingenuos que disfrutabais con aquel circo. Además, la gorra me la compré porque hacía juego con el botellín; que lo sepas. ­-Los argumentos de Dandochepazos para disimular sus contradicciones resultan tan endebles como de costumbre, así que ni me molesto en contestarle.

   -La verdad ­-continúa­- es que a mí siempre me ha parecido que esos medicuchos que pululaban por los equipos no eran trigo limpio. ¿O te crees que a Fuentes, Ferrari y al doctor Pastilla les pagaban esas millonadas por poner tiritas? ­-Dandochepazos habla forzando un poco el tono, como tratando de demostrarme que está de vuelta de todo.

   -No sé... Dicen que ahora las cosas son diferentes, que la mayoría de ciclistas actuales van limpios ­-le contesto sin demasiada convicción. ­-Claro, claro... Como después del Caso Festina o como cuando se sacaron de la manga lo del pasaporte biológico. Que no hombre, que no; aquí todo el mundo va con el motor trucao, y el que no, pues ya sabe dónde está la puerta, como dice Manzano.

Ahora lo niega, el muy hipócrita, pero Dandochepazos era el
primero en jalear a los clientes de Eufemiano. (foto:todocolección.net)
   El descreimiento de Dandochepazos es comprensible; ya son demasiados escándalos, demasiadas excusas peregrinas. Cuando no es un chuletón contaminado, es una producción masiva de eritropoyetina endógena; y si no, un envenenamiento, una muestra adulterada o cualquier otro complot judeomasónico. Sin embargo, digo yo que por poca credibilidad que le quede a este mundillo, algún ciclista habrá que no vaya cargado de anabolizantes.

   -Haberlos hailos ­-me concede cuando le planteo esta reflexión­-, pero no no creo que comiendo plátanos y chupando geles de Isostar vayan a llegar muy lejos en la profesión. ¿No ves que parten de una desventaja irrecuperable frente a los que corren con el depósito repleto de aditivos? Es como ir con una Vespino al Campeonato de Moto GP.

   -Ya; pues mira, chico, es lo que hay. Esperemos que las agencias antidopaje se pongan las pilas y que, poco a poco, vaya arreglándose el problema. ­-¡Pero que se van a poner! ­-me responde­- ¿No ves que están todos conchavaos? Qué va, qué va. Aquí hacen falta medidas drásticas.

   Vale, esto me suena; ahora es cuando suelta alguna de sus absurdeces. ­-¿Y qué medidas son ésas? Porque imagino que no pretenderás volver a las andadas con tu ridículo proyecto de un Gran Hermano ciclista. ­-De ridículo nada, que aquella idea tenía mucho potencial; pero las cosas han llegado a un punto en el que hay que adoptar decisiones de otro tipo ­-afirma con cierta intriga.

   -Mira, si quieres decirme cuál es tu magnífico plan, me lo dices, y así tengo algo que contar en el blog; pero no me andes con esos misterios, que tengo ir a los chinos a comprar unas cervezas y me van a cerrar.

   -No es una idea mía; ya hay mucha gente que se lo está planteando... ­-¿Que se está planteando qué? ¡Joder qué cansino estás hoy! ­-exclamo irritado­- Pues qué va a ser, hombre; ¿es que no lees lo que se dice en los foros? Legalizar el dopaje.

El ciclismo tiene mucho que aprender del Pressing Catch; eso sí
que es un deporte como Dios manda. (imagen:caradekid.com)
   -¡Acabáramos! ¿Para eso tantos enigmas? Pues mira que no es viejo el debate ése. ­-Menuda decepción, y yo esperando que me saliera con alguna nueva locura para tener algo sobre lo que escribir. ­-Sí, ya se que es un tema recurrente ­-dice­- pero ahora la cosa va en serio; cada vez hay más partidarios de regularizar el uso de sustancias dopantes en el ciclismo.

   -¿A sí? ¿Y cómo se hace eso? ¿Dónde se ponen los límites? ­-le tanteo con la esperanza de que empiece a desbarrar un poco. ­-¡Qué límites ni qué límites! ¡Nada! Barra libre. EPO, hormonas, autotransfusiones... Lo que haga falta; por mí, como si se ponen hasta arriba de anfetaminas y vodka con Redbull. ¿No ves el éxito que tiene el Pressing Catch? Todos inflados como bestias, con los esteroides saliéndoseles por las orejas, y la gente tan contenta...

   -Cómo no ­-le interrumpo-; y ya puestos, que los ciclistas se líen a patadas voladoras y cabezazos en mitad de carrera. ­-Dandochepazos se queda callado unos instantes, como sopesando la idea. -No, no creo que la Unión Ciclista Internacional aprobara eso ­-dice por fin­-; aunque a lo mejor sí que se podía modificar el reglamento para permitir pequeñas escaramuzas durante los descensos o sprints; codazos, ligeros puntapiés, algún que otro puñetazo, embestidas de unas bicis contra otras... Así las etapas tendrían un poco más aliciente.

   Este chaval nunca defrauda; a nada que le pinchas un poco, siempre acaba diciendo alguna barbaridad y sacándote del apuro en los momentos de falta de inspiración. Así da gusto; el blog se rellena solo.




miércoles, 13 de febrero de 2013

Dolomitas, latex y ciclofetichismo

(*Nota del autor: ¡Ojo al parche!, amigo lector. El texto que sigue a continuación es una colaboración del que esto escribe publicada en la revista Desdelacuneta.Si ya lo ha leído allí, se siente; pero esta semana la inspiración no daba para más y uno ha optado por repescar aquel artículo. Si lo desea, pase sin demora a la siguiente entrada de este blog, en la que podrá encontrar material exclusivo sobre el inefable Dandochepazos)


   La huella que dejaron aquellas retransmisiones aún permanece visible en Youtube, foros de ciclismo y recovecos varios de intenet. Las imágenes de los ciclistas penando por los Dolomitas se intercalaban con bloques de anuncios de una mujer enfundada en cuero luciendo un rebosante escote; y los comentarios de J.J. Santos y Bahamontes daban paso a un spot en el que una moza publicitaba un compresor industrial con voz jadeante.

J.J. no siempre ha contado con la grata compañía de Sara
Carbonero en sus retransmisiones.  (Captura:bardeportes.blogspot.com)
  ¡Telecinco había llegado al ciclismo! ¡Se acabaron el sopor y la siesta! Me dice Dandochepazos que todo era un poco cutre, y cierto es. Cree recordar, además, que el grado de conocimiento sobre este deporte que mostraba el responsable del programa, en aquellas ediciones del Giro de 1993, 1994 y 1995, era más bien pobre.

   Puede que sea verdad, pero ¿le importa eso a alguien? El caso es que, cuando el letargo posalmuerzo invadía al televidente en las maratonianas sesiones de los giros de Indurain, allí estaba el anuncio de aquel perfume para sacarnosdel aturdimiento. “Busco a Jaq´s”, nos susurraba una motorista de contundentes curvas, mientras se bajaba hasta la mitad la cremallera de su mono de cuero negro ­-¿o era latex?­- para mostrarnos una nada desdeñable parte de su pechamen.

   La verdad es que el contraste entre la lozanía de esta amazona y la estampa de los escuálidos y calvorotas Piotr Ugrumov y Marco Pantani era bastante fuerte; como también lo era pasar de los insustanciales comentarios y la voz nasal de J.J. Santos al anuncio de El compresor, protagonizado por la chica de los jadeos.

La maquinaria no se vende por sí sola; ¿qué mejor que una buena moza para
captar la atención de operarios y mecánicos? (foto: maquinariahm.com)
   Aquella muchacha nos decía que compráramos un compresor de aire, aunque por su tono de voz más bien parecía que estuviera ofreciendo sus servicios en una whiskería. Asegura Dandochepazos que entonces ni siquiera sabía qué demonios era aquel cacharro que anunciaba la chavala, lo que no era óbice para que siempre siguiera aquel espacio publicitario con gran interés.

   Luego estaba lo de Bahamontes. Sin querer faltar a esta histórica figura del ciclismo, hay que reconocer que sus comentarios eran de risa. Desde el punto de vista técnico no aportaba gran cosa, y con su agreste pronunciación, rebautizaba a diestro y siniestro a los corredores extranjeros. Surgían así inolvidables perlas del periodismo deportivo, como el “¡cuidado con Grumon!”, con el que el Águila de Toledo advertía a los televidentes cada cada vez que se temía un ataque de Piotr Ugrumov sobre Indurain.

   No se repetirá, no, aquella surrealista mixtura de bicis, cuero y material de ferretería; de divagaciones de Bahamontes y jadeos de mujer; aquel ciclofetichismo de Dolomitas, latex y Telecinco.



miércoles, 6 de febrero de 2013

Bicicletas de combate en el siglo XXI. ¿Paparrucha o realidad?


   Metralletas, carros de combate, superbombarderos, fortalezas acorazadas... La atracción de Dandochepazos por la parafernalia militar y los artilugios bélicos es cosa que viene de lejos. Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando, en sus habituales escaqueos por internet en horas de trabajo, ha descubierto que las posibilidades de la bicicleta como vehículo de guerra siguen plenamente vigentes en el siglo XXI.

Artefacto bélico a pedales del ejército suizo (1993).
 (foto: ruedatropical.com)
   -He estado informándome ­-me explica­-, y aunque su uso como transporte auxiliar de tropas fue decayendo a partir de la Segunda Guerra Mundial, lo cierto es que a día de hoy la bici puede seguir siendo una herramienta eficaz en caso de contienda armada.

   Mal empezamos; esto huele a chapa a la legua. Con varios capítulos de American Horror History y un partido de la NBA recién descargados, lo último que necesito es estar perdiendo el tiempo escuchando memeces sobre logística y tácticas militares. Bastante tuve ya con aquel apocalíptico ensayo suyo sobre las bondades de la btt como instrumento de supervivencia.

   Intento cortar por lo sano, aprovechando los conocimientos adquiridos gracias a mis maratones de Homeland, la serie ésa sobre un marine que vuelve de Irak medio grillado. ­-Pero no me seas ridículo ­-le digo­-. ¿Es que no has visto cómo se las gastan los superiores del sargento Brody? Ahora todo va a base de drones y misiles guiados por GPS. Ya apenas se necesitan hombres desplegados sobre el terreno; y bicicletas, mucho menos.

   -Eso es lo que tú te crees. Cualquiera con dos dedos de frente sabe que las operaciones terrestres siguen siendo imprescindibles; y como medio de transporte ligero, autónomo y silencioso, la bici puede resultar un instrumento táctico de gran utilidad en las unidades de infantería.

MILICIAS Y CHALADOS

   Pese al barniz de coherencia con el que trata de revestir su dislate, la cosa no cuela. Pase que pueda emplearse en las bases militares o en los campos de entrenamiento para desplazarse de un sector a otro; pero de ahí a calificar la bicicleta de “instrumento táctico de gran utilidad”, va un largo trecho. Entre otras cosas, porque a no ser que el soldado de turno sea un superdotado, no podrá pasar de los 40 kilómetros por hora en llano ni transportar grandes cargas. Además, tampoco me imagino a una avanzadilla de marines atacando a un grupo de talibanes tras 90 kilómetros de pedaleo ininterrumpido por el accidentado territorio afgano.

No hay nada como una metralleta en el manillar para defender a América
de la reforma sanitaria de Obama. (foto: northwestfirearms.com)
   Por otra parte, si de lo que se trata es de ligereza y sigilo, digo yo que bien puede recurrirse a pequeños vehículos eléctricos ­-no sé, quads o motos, por ejemplo­-, que permiten alcanzar altas velocidades y ofrecen una gran polivalencia. ¿Pero para qué malgastar el dinero del contribuyente en lujos innecesarios? Si donde esté una buena btt del Decathlon...

   Lo peor de todo es que a juzgar por lo que Dandochepazos me muestra en internet, no son pocas las personas que, a estas alturas del siglo XXI, comparten su opinión. Algunas referencias al uso bélico de la bicicleta pueden encontrarse en foros de chalados por las armas y webs de milicias estadounidenses de ultraderecha. Hay páginas en las que los usuarios debaten sobre posibles adaptaciones para hacer de sus monturas verdaderas máquinas de combate, por si las cosas con los demócratas de Obama se ponen feas. En estos reductos de paranoia, las descripciones técnicas sobre soportes para montar una fusil en el manillar y otras barbaridades por el estilo muestran hasta que abismos de estupidez puede caer el ser humano.

LO QUE HACE EL ABURRIMIENTO

   En otras ocasiones, parece ser el aburrimiento ­-más que el extremismo o la estulticia­- la motivación que subyace en las aportaciones de algunos sujetos a esta materia. Entre quienes parecen tener mucho tiempo libre ­-y también una cierta maña­ , se encuentra un chaval que ha transformado su bicicleta en un alucinante artilugio que incluye un lanzallamas y un sistema de cadenas para avanzar sobre la nieve.

Con un poco de maña, cualquiera puede convertir su btt en una
máquina de guerra. (foto: everydaynodaysoff.com)
   A diferencia de otros constructores de sistemas de asalto a pedales, que abordan este tema con una seriedad preocupante, este individuo se lo toma con sentido del humor. El invento funciona realmente, pero no se trata más que de una parodia de este tipo de engendros mecánicos. Aunque no da tanto miedo como los lunáticos ciclofascistas con escopetas acopladas al manillar, no seré yo quien ponga la mano en el fuego por el equilibrio mental de este muchacho. Al fin y al cabo, tampoco es que sea muy normal pegarse semejante pechada de ensamblajes, ajustes y soldaduras para hacer una simple gracieta.

   -Joder ­-comento entre risas­-, menuda colección de tarados; cicloturistas con M-16, fanáticos desquiciados y un mecánico friqui. Ya veo que has recurrido a fuentes de toda solvencia.

   Muy a su pesar, Dandochepazos se ve obligado a reconocer que la credibilidad de tales lumbreras deja bastante que desear. No obstante, se resiste a entrar en razón y se saca un as de la manga para tratar de mantener en pie sus insostenibles argumentos. ­-¿Y qué me dices de esto? ­-Una nueva ventana se abre en el ordenador, en respuesta a su enérgico clic sobre un enlace de la carpeta de 'Favoritos'. “Montague Paratrooper. The tactical mountain bike that folds”, puede leerse en la parte superior de la pantalla..

¿Que tienes que lanzarte en paracaídas tras las líneas enemigas? Nada,
hombre, con la Paratrooper es pan comido. (foto: militarybikes.com)
   La página presenta una factura impecable, muy lejos de las chabacanerías que me ha enseñado hasta ahora; es evidente que se trata de la web de una empresa seria. “La Paratrooper es una bicicleta de montaña de 24 velocidades, diseñada para rodar sobre cualquier terreno, a gran velocidad, en silencio y sin dejar rastro de calor. Además de sus características de alto rendimiento, se pliega sin necesidad de herramientas”. Esta descripción técnica se ve acompañada por imágenes de paracaidistas en pleno salto y marines en mitad del desierto, todos ellos con un mochilón a la espalda en el que, aparentemente, llevan plegada la bicicleta de marras.

IGNORANTE DE MÍ

   Descifrando a duras penas los contenidos en inglés de las distintas secciones de la página, descubro que la primera Paratrooper fue diseñada en 1997 gracias a la colaboración de la empresa Montague y las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, que según puede observarse en varias fotografías siguen empleándola en la actualidad. Sus usos ­-al menos eso pone en la documentación­- incluyen funciones de reconocimiento al servicio de blindados medios y transporte de infantería. Y yo, ignorante de mí, que pensaba que esto de las bicicletas de combate no era más que otra mamarrachada de Dandochepazos...


La tabla lo deja muy claro, la bici es la mejor elección cuando de lo que se trata
es de desplazarse por territorio enemigo. (imagen: (foto: militarybikes.com)
   “En btt ­-asegura el texto promocional- los hombres tienen mayor capacidad de transporte de carga, pueden atravesar cualquier terreno, se mueven a altas velocidades sin interrupción y pueden repostar con agua y comida. También es un gran refuerzo moral ­   -la Paratrooper, se supone-, porque a los muchachos les gusta viajar en bicicleta en vez de a pie.” ¡La virgen! ¡Pero si todo son ventajas!

   Por si fuera poco, también hay un cuadro comparativo que demuestra, sin lugar a dudas (?), que el caballo, el camión, la motocicleta o el carro de combate no son rivales para la Montague en lo que se refiere a la relación velocidad/capacidad de carga/consumo energético.

   ¿Estará nuestro Ministerio de Defensa al corriente de tan revolucionario ingenio? ¿Dispondrá la Legión de unidades suficientes de esta temible máquina? Más nos vale, pues la protección de las fronteras exteriores y la recuperación del Peñón pueden estar en juego. Anda que...