La huella que dejaron aquellas retransmisiones aún permanece visible en Youtube, foros de ciclismo y recovecos varios de intenet. Las imágenes de los ciclistas penando por los Dolomitas se intercalaban con bloques de anuncios de una mujer enfundada en cuero luciendo un rebosante escote; y los comentarios de J.J. Santos y Bahamontes daban paso a un spot en el que una moza publicitaba un compresor industrial con voz jadeante.
J.J. no siempre ha contado con la grata compañía de Sara Carbonero en sus retransmisiones. (Captura:bardeportes.blogspot.com) |
¡Telecinco había llegado al ciclismo! ¡Se acabaron el sopor y la siesta! Me dice Dandochepazos que todo era un poco cutre, y cierto es. Cree recordar, además, que el grado de conocimiento sobre este deporte que mostraba el responsable del programa, en aquellas ediciones del Giro de 1993, 1994 y 1995, era más bien pobre.
Puede que sea verdad, pero ¿le importa eso a alguien? El caso es que, cuando el letargo posalmuerzo invadía al televidente en las maratonianas sesiones de los giros de Indurain, allí estaba el anuncio de aquel perfume para sacarnosdel aturdimiento. “Busco a Jaq´s”, nos susurraba una motorista de contundentes curvas, mientras se bajaba hasta la mitad la cremallera de su mono de cuero negro -¿o era latex?- para mostrarnos una nada desdeñable parte de su pechamen.
La verdad es que el contraste entre la lozanía de esta amazona y la estampa de los escuálidos y calvorotas Piotr Ugrumov y Marco Pantani era bastante fuerte; como también lo era pasar de los insustanciales comentarios y la voz nasal de J.J. Santos al anuncio de El compresor, protagonizado por la chica de los jadeos.
La maquinaria no se vende por sí sola; ¿qué mejor que una buena moza para captar la atención de operarios y mecánicos? (foto: maquinariahm.com) |
Luego estaba lo de Bahamontes. Sin querer faltar a esta histórica figura del ciclismo, hay que reconocer que sus comentarios eran de risa. Desde el punto de vista técnico no aportaba gran cosa, y con su agreste pronunciación, rebautizaba a diestro y siniestro a los corredores extranjeros. Surgían así inolvidables perlas del periodismo deportivo, como el “¡cuidado con Grumon!”, con el que el Águila de Toledo advertía a los televidentes cada cada vez que se temía un ataque de Piotr Ugrumov sobre Indurain.
No se repetirá, no, aquella surrealista mixtura de bicis, cuero y material de ferretería; de divagaciones de Bahamontes y jadeos de mujer; aquel ciclofetichismo de Dolomitas, latex y Telecinco.
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