domingo, 2 de septiembre de 2012

Larra-Larrau 2012


   Hace un par de meses pedí información sobre esta marcha en dos foros de cicloturismo y no me respondió ni el tato. Así que, un día después de mi primera participación, ahí va mi opinión, para el que le interese.

   En la parte buena: maillot de calidad decente de regalo con la inscripción, que sale por unos 40 euros para no federados, un precio similar al de otras marchas parecidas que, como mucho, te dan una camiseta. También está muy bien el recorrido  --yo hice el largo-- con puertos duros y bonitos: Belagua, Issarbe y Larrau. El despliegue de personal para avisar de puntos conflictivos me pareció también suficiente y me evitó un probable disgusto en mis erráticas trazadas de curvas en el descenso del Issarbe.

Maltrecho dorsal de 'Marco Peret', en el que figura su identidad alternativa.
   Sin embargo, algunos detalles de la prueba son, en mi opinión, bastante mejorables. En primer lugar, la salida. Programado a las nueve de la mañana para el recorrido largo y media hora más tarde para el corto, el inicio resultó un tanto confuso y no quedó claro cuando terminaba de salir el primer grupo.

   Por ese motivo, algunos de los inscritos en el recorrido completo --entre ellos, el que esto escribe--  acabaron saliendo con unos minutos de retraso, lo que se tradujo en un importante 'calentón' para no quedar demasiado descolgados del resto. Si no fuera porque no fui el único al que le pasó, achacaría la confusión a mi falta de agilidad mental, pero parece ser que, en este caso, nada tuvo que ver ésta con el desaguisado.

   También eché en falta una mayor presencia de mecánicos en el recorrido durante las casi ocho horas que, a un triste ritmo de globero, me costó terminar el recorrido.

  A esto se sumó la nula disposición de buena parte de los participantes a ayudar al desventurado cicloturista que tuviera algún percance, como bien pude experimentar muy a mi pesar. Como es evidente, esto no es culpa de la organización.

  En realidad, puede que no sea culpa de nadie, porque cuando se viene a este tipo de marchas,  incluso un novato como el autor de 'dandochepazos' sabe qué puede encontrarse: una gran mayoría de cicloturistas que participan con ánimo de competir y que tienen como objetivo lograr el mejor tiempo posible. No seré yo quien critique este espíritu competitivo, pues he de reconocer que disfruto como el que más adelantando a los --pocos-- que van aún más lentos que yo y observando los --también pocos-- nombres que aparecen por debajo del mío en las listas clasificatorias.

   Pero sí que es cierto que resulta lamentable que de la veintena de cicloturistas que pasaron junto a mi cuando estaba varado en la cuneta, casi a pie del Larrau, con la bicicleta boca arriba por una cadena enganchada, que mi impericia me impedía recolocar, solo uno se parara para ayudarme. Mención aparte merece un sujeto que, ataviado con una indumentaria 'retro' de un histórico equipo profesional , me preguntó si necesitaba algo sin reducir siquiera la marcha ni hacer ademán de escuchar mi respuesta, no fuera a ser que, efectivamente, hubiera necesitado algo y le hubiese hecho perder unos minutos cruciales.

   Tras este desahogo contra todos aquellos que no se apiadaron de mi desamparo, incluyo un breve comentario sobre mis sensaciones a lo largo de la marcha. (Aviso: las líneas que siguen no son aptas para casi nadie que no sea yo mismo. Son de consumo interno. Pura autoafirmación y satisfacción de mi ego).  La prueba comenzó para mí con cierta dosis de mala hostia, un estado anímico que, por otra parte, no es demasiado infrecuente en quien se oculta tras el ridículo pseudónimo que firma este blog (marco peret).

   El motivo de tal crispación: el citado retraso en la salida, que me iba a obligar a convertir los primeros kilómetros de llano hasta el inicio del primer puerto en un 'calentón' de plato grande, con postura incómoda y pretendidamente aerodinámica incluida, para hacer frente al fuerte viento de cara. Todo, con el objetivo de no quedar demasiado descolgado y sufrir el ridículo de ser alcanzado a las primeras de cambio por la 'cabeza de carrera' del segundo grupo, el del recorrido corto, que en teoría salía media hora después.

   El puerto de Belagua, la vertiente más fácil de la Pierre de St. Martin --si es que se escribe así-- tuvo momentos de auténtico suplicio, pues había zonas donde soplaba un auténtico vendaval. El Issarbe --que ya conocía de mis antiguas incursiones pirenáicas con bici y alforjas-- y el Larrau los subí manteniendo una cierta dignidad, la misma con la que, según pensaba entonces, crucé la línea de meta. Pero ¡cuan equivocado estaba! El demoledor comentario de mis padres, que por sorpresa habían viajado hasta Isaba, me devolvió a la realidad: "Pero hijo, si por detrás de ti ya no venía casi nadie. Pensábamos que te había pasado algo!". Hala, pa que tengas.

No hay comentarios: