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El transistor a pilas, fiel compañero en las noches de imsomnio y las mañanas de resaca. |
-Oye, en media hora salgo en bici hacia el Zaldiaran; voy a ver si se puede subir hasta la antena.-Son las once de la mañana, y la llamada me pilla sentado en el sofá, en plena lectura de Juego de Tronos. -¿Pero tú has visto la que está cayendo? -le advierto a través del inhalámbrico.
-Que sí, que sí; no me calientes la cabeza, que ya he oído a los pesados de Radio Vitoria. ¿Así que no vienes, no? -Pues no -le respondo- prefiero quedarme leyendo . -Ya me lo imaginaba; contigo no se puede contar para nada -me gruñe a través del altavoz antes de colgar.
“Ahí se hielen él y su bicicleta”, me digo al tiempo que vuelvo a coger el libro de la mesilla. La historia es un no parar de intrigas, desmembramientos y copulaciones varias, así que no tardo demasiado en olvidarme de mi camarada y en sumergirme de nuevo en el universo de violencia y desenfreno de George R.R. Martin.
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Los personajes de George R.R. Martin descuartizan que da gusto a humanos y engendros. (imagen:4.bp.blogspot.com) |
De cintura para arriba, sus dos camisetas, la chaqueta y el chaleco forman un voluminoso conjunto que presenta pliegues y dobleces por todas partes. Para colmo, como algunas prendas ya están un poco dadas de sí, se le forman bolsas de aire entre unas y otras capas de ropa, haciendo que su esmirriado torso adquiera las dimensiones de la barriga de Jan Ulrich tras una merendola de salchichas.
Para empeorar las cosas, los leotardos que se ha puesto debajo del culote crean molestas arrugas en la zona de los tobillos, las rodillas y los muslos. Además, el viejo Castelli, con varios remiendos y antiestéticas pelotillas de tejido por toda la superficie, hace ya tiempo que dejó atrás sus días de gloria. De los pies y la cabeza mejor ni hablar, porque los cubrezapatillas del Decathlon son como los zapatones de un payaso y el pasamontañas Cannondale parece recién salido de la factoría textil de Al Qaeda.
Vestido de esa guisa, sale de casa dispuesto a disfrutar de una agradable jornada de bicicleta. Las primeras rampas del Zaldiaran, una tachuela de tercera categoría situada a la afueras de Vitoria, hacen pronto su aparición. A pesar de las advertencias de la radio, la carretera está completamente limpia; aunque la nieve se acumula en las cunetas y sobre los árboles. Hace frío, pero el esfuerzo y la amalgama de prendas en las que se ha envuelto le ayudan a mantener el calor corporal sin demasiados problemas.
MISTERIOSO COMPLOT
“Lo que yo decía; ni frío extremo ni nada. Esta gente es una irresponsable. ¿No ven que con sus exageraciones no hacen más que crear alarma social?” Fiel a su estilo, Dandochepazos empieza a desbarrar contra todo y contra todos mientras pedalea por la solitaria carretera de montaña. Periodistas, meteorólogos, Protección Civil... Para él, todos ellos forman parte de un siniestro complot para manipular la información meteorológica. ¿Con qué objetivo? Eso no lo sabe, pero seguro que no es para nada bueno. “ Menudo atajo de sinvergüenzas”, continúa despotricando en su avance hacia la cima.
¿Un terrorista? No, es Dandochepazos con su pasamontañas Cannondale. (imagen:nuevadominion.com) |
Nada más coronar el puerto, mete el plato pequeño y se desvía a la derecha por un camino que lleva hasta unas antenas. Es una pista de cemento de apenas un kilómetro y medio, pero con un desnivel brutal que en algunos puntos ronda el 30 por ciento. Contra todo pronóstico, pues se trata de una carreterilla que llega a casi mil metros de altitud, el firme también se encuentra libre de nieve y hielo, de forma que logra subir y bajar sin desgraciarse en el intento.
Pero tras empalmar de nuevo con la carretera principal, las cosas se complican en el descenso hacia Vitoria. El viento sopla helado del Norte y, como en los glaciales parajes de Juego de Tronos, “corta a cuchillo” en pleno rostro del cicloturista. Pese a los dos pares de guantes, las manos empiezan a perder la sensibilidad y, bajo el pasamontañas, su rapada cabeza le duele como consecuencia del aire helado.
"¡A LA MIERDA!"
Al cruzarse con un furgoneta, el conductor levanta una mano del volante y empieza a mover su dedo índice en círculos a la altura de la sien, al tiempo que en su cara se dibuja un gesto de reprobación. Sin duda, se trata de un ciudadano de orden, alarmado ante la temeridad del imprudente deportista que parece tomarse a risa las recomendaciones de las autoridades. -¡Vete a la mierda! -le grita un Dandochepazos que, tieso de frío, está para pocas bromas.
El cielo se oscurece y empieza a nevar con más fuerza. La temperatura sigue bajando. Protegidos bajo los toscos cubrezapatillas de neopreno, sus pies se mantienen calientes; pero el resto de su cuerpo presenta preocupantes síntomas de congelación. “A mí me va a dar algo”, piensa asustado. No lleva ni 30 kilómetros recorridos, pero para entonces ya ha renunciado a seguir su excursión y solo aspira a poder llegar a casa.
Pálido y tembloroso, logra por fin alcanzar el portal. Con las manos agarrotadas y sus energías bajo mínimos, abrir la puerta y meter la bici en el ascensor no le resultan tarea fácil. Sin embargo, tras varias tentativas, consigue su propósito. Ya en su piso, empuja la BH hasta un rincón, dejando a su paso un reguero de agua sucia. La tiritona no remite y sigue sintiendo pinchazos en las manos y en la cabeza. Como puede, se desprende de sus heterogéneos ropajes y se apresura a meterse en la ducha para tratar de entrar en calor. “Joder, por poco me da un mal.”
La nieve y los desniveles del 30 por ciento no son obstáculo para una BH de 750 euros. |
De pronto, durante unos instantes, la voz del locutor se destaca entre el caos sonoro que forman el chorro de la ducha, los fallos en la señal y el distorsionado soniquete del receptor. “Se mantiene activada la alerta por nieve y bajas temperaturas. Se recomienda no salir a la carretera ni hacer actividades al aire libre por riesgo de hipotermia...” Con el susto aún en el cuerpo y el calor regresando poco a poco a sus extremidades, Dandochepazos no puede por menos que tragarse su soberbia y reconocer que se ha pasado de listo. “Pues va a ser que no estaban exagerando.”