-Estoy
pensando en comprarme una vitrina de segunda mano en el
'Cash-Converters' para ir colocando estos recuerdos -me comenta,
sin despegar los ojos de sus preciadas reliquias.
-No
sé. ¿No crees que va a quedar un poco cutre? -le respondo, a
la vista de aquella variopinta colección de dorsales arrugados,
botellines con publicidad institucional y demás elementos de
merchandising
barato-. Quizás si hubiera algún trofeo, la cosa quedaría un
poco más vistosa, ¿no?
A falta de trofeos, buenos son dorsales, pegatinas y botellines promocionales. |
¡En
mala hora salieron aquellas palabras de mi boca! Dandochepazos,
herido en su orgullo, inicia entonces un largo alegato exculpatorio,
repasando de forma pormenorizada la sucesión de percances y
circunstancias adversas que impidieron que su buen rendimiento
deportivo se viera reflejado en los resultados finales de las pruebas
en las que había participado.
Fiel
a su tendencia a la exageración, convierte cualquier insignificancia
en el mayor de los contratiempos; y toda nimiedad alcanza en su
relato dimensiones de tragedia. Problemas de visibilidad por una
visera que -¡será pardillo!- no había retirado del
casco, una mala elección de prendas de abrigo, unos geles
energéticos olvidados en la guantera del 'Megane'...
Cualquier
excusa es buena; todo vale para alimentar el discurso
autocompadeciente de mi amigo. Inmerso en un camino sin retorno, en
una espiral de pretextos absurdos, Dandochepazos se saca de la manga
una historia sobre un extraño incidente que, supuestamente, sufrió
en la IratiXtrem.
Pretende
hacerme creer que en el transcurso de la marcha, se le habían
aflojado los tornillos de sujeción de la transmisión delantera, de
forma que algunos se habían desprendido sin que pudiera
recuperarlos. Según dice, un mecánico de la organización tuvo que
hacerle un apaño a la mitad de la subida al puerto de Errozate,
porque llevaba los platos prácticamente sueltos. ¡Pero qué
barbaridad! Éste ya no sabe qué inventarse.
-Tuve
que terminar el recorrido con los platos sujetos entre sí con bridas
de plástico -asegura mi camarada, quien, al parecer, me cree
capaz de tragarme cualquiera de sus trolas.
-Claro,
claro. Es una avería de lo más normal- le digo, fracasando en
mi intento de resultar ingenioso y mordaz.
![]() |
Entre globeros no hay tregua ni piedad. |
Indignado
ante mi incredulidad, manifiesta que dispone de testigos presenciales
y que su versión puede ser corroborada por el mecánico y un
motorista de la organización. Alude también a una factura y a no sé
qué pruebas documentales, en una pose pseudojurídica que empieza ya
a resultar cargante.
-Que
sí, que sí. Mira, yo me voy a ir yendo... -Aquella
conversación no lleva a ninguna parte y no estoy dispuesto a seguir
escuchando cómo Dandochepazos se enreda en sus ridículas mentiras.
Ese
mismo día, mientras me encuentro inmerso en el rutinario y
desalentador recuento de las -exiguas- visitas al
blog, recibo un correo electrónico de mi colega con un archivo
adjunto. Es un tique de compra escaneado: “Maestre Bikes Vitoria,
S.L. Instalación
tornillos transmisión delantera”.
La
fecha es de unos días después de la celebración de la IratiXtrem.
¿Y si aquella descabellada historia era cierta? ¿Y si, a pesar de
su nula apariencia de veracidad y de la poca credibilidad del
embustero Dandochepazos, todo era verdad?
Pues
efectivamente, posteriores indagaciones me han llevado a comprobar
que, sin que sirva de precedente, mi colega no había desbarrado en
aquella ocasión. El extraño percance se había producido en
realidad, a pesar de que no parecía sino uno más de sus dislates.
Bueno, lo mismo da. Nada cambia el hecho de que este tío es un
auténtico paquete.